La segunda mitad de la vida puede ser mejor que la primera. Hace no mucho tiempo, esta idea hubiera provocado escepticismo, negación, burla o un ceño fruncido en el mejor de los casos. Hoy, sin pecar de ingenuos y reconociendo que en la adultez hay distintas realidades, el concepto suena mucho menos alocado y más realizable que en décadas pasadas. Cada día se suman nuevos avances, que van más allá de la ciencia y la tecnología, y que ayudan a configurar un nuevo panorama para la adultez. Un mapa en el cual disfrutar de una segunda mitad de la vida mejor que la primera sumó chances y probabilidades de manera radical.